Un libro fascinante es Cartas a Theo de Vincent Van Gogh. Lo he vuelto a retomar. Leerlo en pequeños momentos es estimulante debido a que Van Gogh también tenía momentos de zozobra; sin embargo, aunque él no era consciente, tenía mucha fuerza interior. Anima a continuar aprendiendo a dibujar. Algunos manuales incluso lo muestran como ejemplo a la hora de cómo progresar en el dibujo a base de esfuerzo y constancia.
En primer lugar llama la atención que Van Gogh es una persona muy espiritual. Hecho importante puesto que un artista no sólo ve la realidad con el ojo físico. La sensibilidad es potenciada por la espiritualidad, llegando a ver más allá.
"¿Y la vida no nos ha sido dada para enriquecer nuestro corazón, hasta cuando sufre lo físico?"
" Y se obra bien cuando se cree que es preciso para ello, ser "hombre interior y espiritual".
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