"No tengo otra cosa que ofreceros sino sangre, penas, sudor y lágrimas… ¿ Me preguntáis cual es mi política ? Os contesto que hacer la guerra… ¿ Me preguntáis cuál es mi objetivo ? Sólo puedo contestaros con una palabra: La victoria…
(A veces también veo esto de aprender a dibujar como una batalla, aunque desigual, porque lucho contra mí mismo. Pero opino como Churchill, sólo pienso en una palabra : victoria.)
El día 10 de Junio de 1.940, al pronunciar este profético discurso ante los Comunes, Wiston Churchill, nuevo primer ministro británico, se convierte de hecho en jefe de guerra. Un jefe de guerra genial, intransigente y audaz que se opondrá, él solo al principio, al poderío hitleriano.
Ministro inglés, gran diplomático, que utilizó la pintura para abandonar un mundo de tensión.
Dejó un pequeño libro poco conocido Painting as a Pastime, en el cual explicó el significado que había tenido la pintura en su vida: nada más y nada menos que un agradable pasatiempo. El célebre primer ministro británico ha dejado aproximadamente medio centenar de pinturas, de las cuales la mayoría son paisajes.
"Muchos remedios son sugeridos para el abatimiento mental para las personas quienes, por largos períodos, han tenido que lidiar con excepcionales responsabilidades, asumiendo deberes a una gran escala", escribe, reflejando lo que le sucedió a él en ambas guerras mundiales, pero en especial en la segunda. Sigue diciendo que algunos proponen ejercicios, otros reposo, viajes o diverso tipo de retiros, pero afirma que más allá de la preferencia de cada uno, lo importante es que permita el cambio. Agrega que además todo hombre público debe tener un hobby y es en la combinación de éste y la necesidad de descansar la mente de las tensiones, la razón de que Churchill se acerque a la pintura, sin otra pretensión. “El primero de estos hobbies puede ser la lectura, pero lo mejor que usted puede hacer en sus ratos libres es pintar.”
Curiosamente, ninguna de las pinturas de Churchill tiene que ver con la historia, la política o la guerra que eran sus pasiones. Solo paisajes y ramos de flores. La única excepción quizás sea su obra "Las tapicerías del Palacio de Blenheim" que contiene una escena de caza del siglo XVIII.
El día 10 de Junio de 1.940, al pronunciar este profético discurso ante los Comunes, Wiston Churchill, nuevo primer ministro británico, se convierte de hecho en jefe de guerra. Un jefe de guerra genial, intransigente y audaz que se opondrá, él solo al principio, al poderío hitleriano.
Ministro inglés, gran diplomático, que utilizó la pintura para abandonar un mundo de tensión.
Dejó un pequeño libro poco conocido Painting as a Pastime, en el cual explicó el significado que había tenido la pintura en su vida: nada más y nada menos que un agradable pasatiempo. El célebre primer ministro británico ha dejado aproximadamente medio centenar de pinturas, de las cuales la mayoría son paisajes.
"Muchos remedios son sugeridos para el abatimiento mental para las personas quienes, por largos períodos, han tenido que lidiar con excepcionales responsabilidades, asumiendo deberes a una gran escala", escribe, reflejando lo que le sucedió a él en ambas guerras mundiales, pero en especial en la segunda. Sigue diciendo que algunos proponen ejercicios, otros reposo, viajes o diverso tipo de retiros, pero afirma que más allá de la preferencia de cada uno, lo importante es que permita el cambio. Agrega que además todo hombre público debe tener un hobby y es en la combinación de éste y la necesidad de descansar la mente de las tensiones, la razón de que Churchill se acerque a la pintura, sin otra pretensión. “El primero de estos hobbies puede ser la lectura, pero lo mejor que usted puede hacer en sus ratos libres es pintar.”
Curiosamente, ninguna de las pinturas de Churchill tiene que ver con la historia, la política o la guerra que eran sus pasiones. Solo paisajes y ramos de flores. La única excepción quizás sea su obra "Las tapicerías del Palacio de Blenheim" que contiene una escena de caza del siglo XVIII.
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